20 / Octubre / 2011
Hola, hoy estoy muy triste, no aguanto las ganas de llorar y gritar, y mi pregunta en todos estos casos siempre es: ¿Por qué los buenos momentos terminan así? Siempre con alguien enojado, siempre con silencios que matan. Hace un año la respuesta a esa pregunta era inimaginable, tan enigmática que incluso llegue a pensar que era una conducta totalmente normal. Hasta hace apenas unas semanas, cuando poco a poco se esclarecieron las cosas. Un amigo mío me dijo que su orgullo no le permitiría escuchar, menos en un momento donde los ánimos están tan alterados como un auto de carreras callejeras. Y después de razonar la analogía con más atención al fin me di cuenta de que era esa precisamente la raíz de la mayoría de sus problemas, o mejor dicho un efecto, una consecuencia. Pero, ¿cuál era la causa? El simple hecho de quedarse callada, de eso siempre he tenido conciencia y hasta hoy quise ayudarla con ese gran problema, pero este problema viene de la mano con su gran orgullo, lo que para mi seria una piedra aun más grande y difícil de quebrar, muchas cosas ya las dije, ya las escribí, y nada ha funcionado o mínimo ha dado reacciones distintas hasta que decidí actuar consecuentemente, y por consecuente me refiero a tomar una acción ante una reacción de ella. Sé que está mal, pero esta mas mal sentirme siempre culpable de algo que ella simplemente no quiere resolver, y prefiere dejarlo crecer hasta formar parte de ella. Hoy pasó eso, y bueno, si me has leído antes y con mucha atención notaras un patrón de sentimientos, sucesos, y problemas que causan este mal estar en mí. Tristemente cuando pienso mal estar en mi, recuerdo cuando ella me decía que si ella era el problema porque no la dejaba, nunca entendí eso hasta hoy. ¡No! No le estoy dando la razón, solo contemplo las palabras, el tono, el momento y el sentimiento con los que salieron de sus labios. CHANTAJE, creo que es la palabra que mejor se ajusta en la idea, y tristemente también tenía conciencia de eso desde mucho antes, es tan triste, cuando te das cuenta de las cosas que pasan, pero es aun más triste saber la mayoría de las raíces en donde crecen los problemas y no hacer nada, o engañarse durante mucho tiempo pretendiendo dar comprensión misericordiosa a acciones tan dañinas como estas. Y es ahora donde me siento aun peor por no prestar atención a esto, justo antes de llegar a casa, en el camión pensaba que como me hubiera gustado hallar el problema con su orgullo desde el principio para poder hacer algo al respecto, y seguramente te preguntarás ¿Por qué no hacerlo ahora? Que no hay nada de por medio. Simple, la respuesta se limita a: llevamos ya casi 2 años de relación, y un simple problema como la confianza no se ha aliviado en casi un año precisamente, ¿Cómo pretender tomar el problema más delicado, mas ahora que delante de él hay un mar de problemas sin resolver y contando? Sería muy lindo de mi parte mencionar un psicólogo para tratar nuestro gran problema, pero recordemos unos meses atrás, que por sugerencia de un amigo esa era la solución brillante bonita y fácil de tomar sin efectos secundarios. Pero pues en ese preciso momento su orgullo salto de la nada y se hizo ver como la mártir en ese momento, con una frase como esta:
“es que tu si tienes a tus amigos para
platicar tus cosas, yo no tengo a nadie…”
Y en ese momento; ¡PFFF! Mi vida se hacía
añicos, quebrajándose poco a poco, mientras lentamente sonaba la última frase
con un eco retumbante en mi cabeza; “YO NO TENGO A NADIE…” Literal mente me
sentí “nada” o mejor dicho “nadie” ya con lagrimas en los ojos y esforzándome
por no hablar con la voz quebrada me pregunte ¿y yo qué? Entonces, ¿ya no soy
nadie importante para ti? Jamás se lo pregunte, o tal vez no lo recuerdo, pero
hice hasta mi mayor esfuerzo para convencerla de que puede contar con mis amigos
para lo que ella necesite, sin importar que también sean los míos, discúlpame
si eso te sonó como a un juego de pertenencias, créeme esa no es mi intención.
En fin, no funciono, ese día fue uno de los primeros en los que tomé acciones
para sus reacciones, y claramente le dije; que era decisión suya el hecho de no
“tener” amigos a quien platicar o pedir un buen consejo, esto gracias a su gran
desconfianza hacia el resto de las personas y GENTE. Hoy vengo pensando seria
mente en terminar la relación con ella, ¿por qué? Se preguntarían muchos con
asombro, pues porque cada día que pasa dentro de una problema de este tipo veo más
cerca el final de una buena comunicación, ella me ama según sus propias
palabras, y yo estoy cien por ciento seguro de que la amo frenéticamente, pero
aun con todo el amor que siento para ella, no puedo aceptar vivir siempre
callándome, o peor aun esperando que ella se tome la gran molestia de decirme
algo cuando se enoja. Llámame como quieras pero pues lo que hace diferente y
única a cada persona en el mundo es la forma en la que nos educan nuestros
padres, y a mí solo me enseñaron unas cuantas cosas que se supone hacen de la
humanidad una sociedad recta y civilizada: “sin importar el género, si me
respetas te respeto”. Pero para que esta regla se cumpla debo yo cumplir con
esta otra “Te saludare con el respeto que cada persona fina merece, hasta el
momento en que tu respeto hacia mi deje de ser igual” en pocas palabras, yo
tengo la obligación de tratar a todos con los que tengo contacto como personas
muy importantes, pero también tengo el derecho de tratarlos igual que como
ellos me tratan a mí, sin tomar en cuenta el nivel social, religión, raza, sexo
etc. Y es este pensamiento el que detona sus chantajes, porque pues he
aprendido mucho estando a su lado y de su familia, y he notado que pues en
general la mayor parte de ellos tienen un severo problema de comunicación.
Claro no me doy el aire de presumir que mi familia es la que mejor se comunica,
porque en la mía también tenemos un severo problema de comunicación, como casi
todas las demás, el punto es que ella está acostumbrada a tener la razón
incluso cuando no la tiene, mi pensar es el siguiente: está bien tener en
cuenta el pensamiento, pero no se puede aplicar en todo momento y lugar. Cada
plaza tiene sus propias reglas, y aunque no nos guste debemos seguir al menos
las más importantes. Y si se da cuenta de que no la tiene se cierra hasta
quedar sorda e irritable impidiendo así cualquier forma de explicación, eso es
lo que su orgullo le hace. Pasar de una linda mañana fresca y soleada, a un
terrible deslave de silencio frio, indiferente e incriminador.
Si he pensado en terminar la relación es
meramente porque ahora cualquier problema la hace volverse una ciega sordomuda,
y yo me siento como un perro siempre tras de ella esperando que arroje al suelo
migas de pan, para después regocijarme en sus brazos y sentirme más culpable
por todo lo sucedido. La verdad ya me harte de eso, a mi no me enseñaron a
rogarle a nadie y no pienso hacerlo, menos cuando ya ofrecí una salida sin
consecuencias negativas y viable para ambos. Tal vez me lea como el tipo
prepotente que no permite la mas mínima ofensa a su intachable orgullo, y
tienes razón al creerlo, porque mas allá de parecerme injusto, lógicamente es
injusto que una persona que trata a los demás con cordialidad, sea tratada con
la punta del pie. Jamás he negado que soy una persona orgullosa, pero tampoco
he negado cuando mis errores, tal vez no lo afronto con valentía, incluso
cuando lo tengo que aceptar, me siento tan mal conmigo mismo que siempre trato
de escuchar opciones para mejorar mi actitud sin reproches ni trabas. Pero eso
no quiere decir que permitiré que los demás se quieran pasar de listos con
migo, soy una persona muy sensible, y precisamente por eso es que no me meto
con los sentimientos de las personas, incluso cuando me han jugado mal, porque
también me enseñaron a no hacerle a los demás lo que temo que me hagan a mí.
Este escrito no es un reclamo, por mucho que se le parezca, es un pensamiento
que traigo en mi cabeza pero que no he encontrado a la persona indicada para
mencionarlo sin que me interrumpa antes de terminar de plasmar mi pensar, así
lo puedo escribir todo sin miedo a el silencio. Tengo una frase para el día de
hoy y para el resto de mi vida: “el que teme a la verdad en un momento de su
vida, es porque ha vivido su vida entera en una breve mentira”
Ya me paso muchas veces, fue hace rato
cuando me preguntaba si me habré equivocado de nuevo, y me puse a recordar
todas esas veces que ella me decía que tal vez no me quería tanto como yo a
ella, incluso recordé una ocasión en que lo aseguró. Y caigo de nuevo en la
incertidumbre del principio de mi historia con ella, tal vez tiene razón, tal
vez solo me quiere mucho y no me ama, tal vez…
…en ese momento me grité por dentro lo
mucho que odio mi existencia, y si existiera Dios también lo odiaría
eternamente por haberme dado un corazón tan estúpido, tan frágil, tan noble o
como yo mismo me referí a ese término tan “idiota” con un gran nudo en la
garganta y nuevamente con los ojos cristalinos, desee eufóricamente tener un
corazón de piedra, que no sienta el dolor de amar a alguien, el dolor de ver
cuándo se va, el dolor de sentir la soledad que aun después de mi supuesta
recuperación aun me atormenta, tal vez extrañaría sentir la emoción de
descubrir cosas nuevas, o de componer una nueva canción, pero creo que todo eso
se compensaría con saber que no volvería a sentir ese dolor hueco y negro, frio
y agudo que se siente cuando alguien te destroza el corazón. Supongo que se
justificaría, pero por más que lo intento no puedo, muy en el fondo sigo siendo
un manojo de sentimientos inestables, que me hacen sentir como un pendejo que
busca luz en un armario sin foco, me hace sentir como un pobre iluso que aun
cree en los cuentos que alguna vez me conto mi mamá. Me odio tanto por eso,
porque hoy en día con más de una experiencia me doy cuenta que ya nadie busca
lo poco que puedo ofrecer, no si no soy una persona refinada con cuentas
bancarias en suiza y un millar de cosas materiales que al final no son más que
polvo en el viento, quisiera encontrar el balance exacto entre prosperidad
académica y estabilidad emocional. Pero eso para mí aun es un enigma. Pero esa
es otra historia. Por el bien de ambos creo que lo mejor es que cada quien
retome su camino, y cumpla con sus propias expectativas, y si el destino lo
decide que nuestros caminos se reencuentren, me duele porque es una decisión
que debo considerar en base a los problemas de siempre, y que efectivamente
como lo predije se pudo evitar pero no pasó. Ella me reclamaría él ¿porqué no
tomé en cuenta su pensar?, y pues eso se debe a que cada vez que pregunto algo
por el bien de los dos la respuesta es un gran NO SE, más un largo silencio, y
una extraña amnesia que me disgusta mucho, y es que pensándolo sensatamente,
nos hacemos daño aun cuando no discutimos, por que como el problema no se trata
este sale a cada rato a partirle su madre a la tranquilidad de el momento. Y
pues de eso también ya me harte, de pretender que no paso nada, y que todo
sigue sin problemas, ya no mas engaño, no lo soporto es demasiado para mi puto
corazón de pollo, ojalá y ella me tome la palabra y decidamos algo juntos, si
eso no pasa, pues lo siento mucho en el alma, pero le daré la razón cuando me
dice “es demasiado tiempo”.
Me dolería aun mas saber que el amor le da
la espalda, aunque por otro lado también pienso que le daría igual, pues
después de todo cumpliría su sueño de ser fotógrafa de alguna revista
importante en Europa y que viaja por todo el mundo. Si es así, dormiría cada
noche tranquilo sabiendo que el amor es lo que menos le preocupa si es feliz yo
no tengo por qué llorar, por mi, pues ya tengo un sueño clandestino, y pues
quiero hacer mi juego más divertido dejándolo a la suerte, para volver a girar
y girar hasta que mi camino se termine. Odio todo lo que he escrito en esta
hoja, pero es por el bien de ambos, aunque no lo parezca, si hemos aprendido
algo valdrá la pena desbaratar mi sueño, si no, entonces yo tengo la culpa por
habernos hecho desperdiciar tanto tiempo…
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